La Peste Negra |
Como complemento a las entradas dedicadas a los Hospitales de la ciudad, abordamos el tema de las leproserías, pestes y epidemias en Ourense. Si bien queda fuera del ámbito arquiitectónico o de construcción, forma parte de la historia de los edificios y es motivo de influencia en la actual fisonomía de la ciudad.
La lepra, aunque ya era conocida en Europa desde el siglo VI, no lo será en Ourense hasta el siglo XII. En una escritura del Monasterio de San Martin de Pinario de 1142, Manuel Murguía recoge la fórmula de “contraiga la lepra si no cumple el contrato” por lo que la enfermedad debió alcanzar Galicia y nuestra ciudad con la misma virulencia con la que golpeó en Europa, ya que en cualquier ciudad gallega se construían leproserías. Estos establecimientos, que se situaban en las afueras de las ciudades, eran recintos amurallados, normalmente con materiales muy pobres y casetillas de factura que eran quemadas al fallecer el enfermo. Sólían tener capilla con cementerio y estar cerca de caminos transitados para que los enfermos pudieran obtener limosnas que ayudaran a su sustento.
La localización en Orense es un poco compleja ya que al menos existieron tres lazaretos, en tres ubicaciones distintas. Se barajan como posibles ubicaciones de la primera capilla lazarena de nuestra ciudad, la que está en el camino de Portobello, por la carretera de Monforte (seguramente sea la capilla que en estos momentos aún se encuentra allí); la segunda capilla se encontraría quizás por donde la zona donde en la actualidad se halla el colegio Curros Enríquez (según Otero Pedrayo) y la tercera, más conocida, en el Parque de San Lázaro (es la que se trasladará a Peliquín).
Según la evolución de la enfermedad se distinguían los gafos y los leprosos: los gafos aún no tenían todos los síntomas de la enfermedad, en cambio se decía de los leprosos que habían perdido la facultad de la voz.
En 1421 el cabildo se lamenta de la gran mortandad que la peste está produciendo con la llegada del verano. Existiendo documentos notariales que así lo atestiguan "por cuanto andaba la pestilencia y moría mucha gente"
En el otoño de 1446 vuelve repuntar la peste y en 1467 las soluciones que se aportaban no es que mejoraran el asunto: desde tomar té e infusiones, a tomar laurel hervido en agua como infusiones (parece que alguna atribuida al Obispo de Ourense y otras al médico Alonso Lopez de Valladolid).
Santa María de Reza, patrona de Ourense |
En 1569, aparece un nuevo brote de peste en Melón y varios pueblos más de la provincia, al parecer la enfermedad entra por la zona de Bayona y del Grove (Pontevedra).
Lo que fueron hasta el momento episodios más o menos aislados, se convierten en 1574 en el azote de peste más contundente sufrido por la ciudad, se ordena que salgan todos los ganados de los recintos de la villa, se ordena cerrar las puertas y prohibir el paso de toda persona de fuera, reforzando la vigilancia. Pero pero poco se pudo hacer. En aquellos tiempos, Ourense era un pequeño pueblo donde apenas había agua potable suministrada por cuatro fuentes, poca canalización de las aguas fecales, sin tener murallas para evitar el tránsito de las personas de manera eficaz. El brote empezó en verano y duró cinco meses, volviendo a desaparecer.
Tabla de la peste mostrando el triunfo de la muerte. Se solían colocar a la entrada de las casas Ésta pertenece a la epidemia que asoló Ausburgo entre 1607 y 1636 |
Los Hospitales de San Roque y Santa Trinidad se encuentran atestados, del personal que debería atenderlos quedan ya pocos. En una inspección se descubre que en uno de ellos no hay ni siquiera hospitaleros para atenderlo, unos por que han muerto(los que más) y otros porque han huido (fueron las excepciones). Es pleno invierno y ya hace tiempo que no llega leña a la ciudad pues se la considera ya maldita y nadie quiere acercarse. La gente que, con suerte, esquiva la peste, ahora simplemente se va muriendo por las calles de hambre y frío, se tiene que contratar a más personas (probablemente estaríamos hablando sobre diez personas) para recoger los muertos que nadie se molesta ya en retirar de las calles.
Como medidas excepcionales se ordena que los habitantes de Ourense alberguen a los pobres en sus casas, encargándose los alguaciles de que se cumplan las instrucciones del corregidor. También se ordena que independientemente de la clase social a la que pertenezcan, ayuden todos a limpiar la calle de inmundicias.
En 1598 vuelve a estallar otra vez la epidemia, esta vez se piensa que entra por el Cantábrico, por la zona de Vivero. Sabiendo ya la ciudad a qué se enfrenta, por las experiencias anteriores, los vecinos tratan de organizarse mínimamente como pueden: se ordena tapiar todas las puertas y ventanas que dan al exterior de la ciudad, se usa la Fuente de las Burgas para lavar la ropa de los infectados, y se refuerzan las guardias de las puertas; el Hospital de San Roque queda para los afectados de la peste y el de la Trinidad se usa para enfermos que no sean contagiosos. Como anécdota contar que el médico que se encarga de los cuidados de los enfermos muere infectado y el sustituto del médico se niega a meterse en el Hospital de San Roque por temor a perder la vida y alega que no quedan vecinos que pueda pagar sus honorarios.
Anteriormente, en 1594, se habían comenzado las obras de la nueva capilla de San Lázaro y, probablemente entre 1615 y 1620, estaría ya funcionando. Fue derribada en 1861, por estar casi ruinosa (se supone que es la que se encontraba situada en el Colegio Curros Enríquez).
En 1622, en la obra "Constituciones sinodales del Obispado de Orense” escrito por Pedro Ruiz de Valdivieso (Arzobispo de Orense), nos encontramos referenciado el 20 de marzo a San Ioachim como protector de la peste (anteriormente teníamos a Santa Maria de Reza), debió funcionar porque a partir de ese año se deja de tener noticias de la plaga, para no volver aparecer más.
No es hasta el año 1834 cuando una epidemia vuelve a entrar en Galicia. Se trata del cólera morbo que llega desde el reino de Portugal, seguramente por el puerto de Vigo. El capitán general de Galicia recomienda a todas las ciudades gallegas que no posean cementerio en condiciones que hagan lo necesario para procurarlo.
En 1854, España se ve azotada por otra epidemia de cólera que dura un año y que hace sus mayores estragos en la ciudad de Ourense, habilitándose el Cuartel de San Francisco como depósito de cadáveres y como hospital de emergencia.
En 1856 se plantea construir una nueva capilla de San Lázaro debido a los devotos que tenía en nuestra ciudad pero ya sin las funciones de reclusión para estos enfermos. Se realizará en lo que es conocido en la actualidad como el céntrico parque de San Lázaro. Se inaugura en 1897 y posteriormente será trasladada piedra por piedra en 1950 al pueblo de Peliquin (Ourense) [...en nuestra ciudad siempre se nos dio muy bien andar cambiando todo de sitio]
Por último, en 1918 se desata una epidemia de gripe, la mal llamada gripe española, que no tenía ningún tipo de gen humano, sino que era un virus tipo gripe aviar que se adaptó; se extendió inicialmente en la primavera por el centro del país, a partir de Madrid (quizás llegara en tren desde Francia) pero al ser su crecimiento lento permitió a quienes la padecieron inmunizarse de los nuevos ataques que llegarían en otoño, cuando murieron millones de personas tras una mutación del virus. Entonces fue cuando Galicia salió altamente perjudicada, especialmente las provincias de A Coruña y Ourense: se registraron en Ourense 145 muertos por cada 10.000 habitantes y esa es la razón de ver tantas tumbas de esas fechas en el Cementerio de la ciudad.
Interesantes datos. Solo una corrección: es imposible que en 1467 los habitantes de Ourense tomaran té como posible solución para la peste, ya que esta infusión no llegó a Europa hasta el siglo XVII, y no se popularizó hasta el siglo XVIII (y, aún así, sobre todo en Inglaterra y Holanda, porque en el resto de Europa y en España, concretamente, nunca hubo mucha afición a esta bebida).
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